La necesidad de crecimiento y expansión de las empresas no está en muchas ocasiones en sintonía con los recursos disponibles para atenderla, pero no por ello se debe eludir la responsabilidad que, al menos por instinto de supervivencia, obliga a analizar las ventajas e inconvenientes del desarrollo corporativo interno y externo, en la búsqueda de las claves del éxito empresarial.
Fundamentalmente, la diferencia entre ambas posibilidades la define el destino de las inversiones realizadas, ya que:
- se puede optar por invertir en la propia estructura empresarial, reforzándola y dotándola de nuevos recursos humanos, técnicos y productivos para conseguir desarrollar una nueva actividad o incrementar la capacidad de la actual y/o
- se puede optar por realizar inversiones en estructuras ajenas a la organización, como mecanismo de expansión de la actividad hacia nuevos mercados o para incrementar la actividad actual mediante la participación de recursos externos a la compañía.
Aunque ambas alternativas están ligadas a inversiones, no por ello se deben representar una importante salida de capital de las empresas, ya que existen modelos de colaboración y alianza empresariales que pueden en una primera fase evitar inversiones económicas importantes, permitiendo una colaboración conjunta que ofrezca nuevas alternativas de negocio a las empresas participantes, para avanzar en una segunda fase a constituir un modelo de compromiso empresarial de mayor ámbito.
Mediante este modelo inicial se establece un acuerdo de colaboración entre varias empresas para el desarrollo de un actividad conjunta, sujeto a unas condiciones contractuales concretas en base a las cuales los colaboradores aportan recursos y capacidades propias que serán compartidas con el resto de empresas, con el objetivo de incrementar su capacidad estratégica y competitiva, sin que esta unión suponga una participación parcial o total en las acciones de cualquiera de las partes ni en la propiedad de las sociedades participantes.
Las ventajas de este tipo de modelos de colaboración empresarial se basan en las posibilidades de mejora de la capacidad productiva de las empresas, determinadas por:
- creación de una nueva unidad de negocio que puede dirigir su actividad a la consecución de nuevos objetivos estratégicos, complementarios o incluso adicionales a la actividad de las empresas colaboradoras
- reducción del riesgo económico y comercial que supone realizar una inversión en una nueva actividad empresarial que puede no tener éxito o puede suponer un reto empresarial al cual no poder dar la debida respuesta
- mantenimiento de la identidad corporativa individual de cada una de las empresas colaboradoras, que protege los derechos propios de los participantes y facilita los trámites de disolución del acuerdo
- mayor capacidad de aprovechar oportunidades del mercado, ya que la simplificación del procedimiento de establecimiento de la nueva estructura le otorga mayor rapidez de generación y la elección del momento de lanzamiento puede adaptarse a las condiciones del mercado con mayor precisión
- incremento de la notoriedad en el mercado actual de la nueva estructura empresarial, configurándose como un nuevo participante en el mercado dotado de mayor capacidad y solvencia, que puede suponer una mejora de su posición competitiva
- ampliación de la oferta de productos y servicios de las empresas, basados en la utilización de los nuevos recursos y capacidades que ambas empresas aportan mutuamente
- reducción de costes de constitución de la nueva actividad, al aportar cada una de las empresas sus recursos disponibles se reduce el impacto que supondría la inversión en nuevos recursos, aunque sea necesaria una estructura de gestión y control de la estructura común creada
- optimización de costes de producción, debidos al aprovechamiento de las economías de escala favorecidas por el incremento de la capacidad de producción conjunta de las empresas
No obstante, existen algunos inconvenientes que deben ser analizados, debidos principalmente a que este tipo de colaboración se basa en una colaboración de dos agentes independientes, que aunque buscan un objetivo conjunto común, presentan objetivos independientes distintos:
- el órgano de gestión y decisión de la nueva estructura es compartido, por tanto las decisiones pueden ser más difíciles de tomar en momentos de conflicto de intereses particulares de las partes
- la información compartida puede estar sesgada por el mantenimiento del conocimiento propio de cada colaborador
- el establecimiento de un contrato de vinculación de poca profundidad puede provocar el rechazo en el cumplimiento de los compromisos de las partes, lo cual implicaría la imposibilidad de realizar la actividad establecida
Todos los modelos de gestión empresarial presentan ventajas e inconvenientes, pero la necesidad de mantener la actividad empresarial en muchos casos determina la decisión de probar nuevas alternativas.