La relación entre los niveles de desarrollo personal, ejecutivo y corporativo es tan estrecha, que es más efectivo tratarla en términos holísticos y trabajar desde el ámbito del “todo”, ya que es habitual comprobar que muchos de los objetivos definidos para cada uno de los ámbitos son comunes al resto y que, por ello, el nivel de desarrollo individual de dichos elementos influye de forma importante en el éxito de los otros, es decir, en el “todo”.
Pero, ¿cómo se llega al desarrollo del “todo”?
No se puede esperar alcanzar el éxito en esta misión basándose únicamente en fórmulas, procedimientos o estudios realizados por terceros, sin tener en cuenta la necesidad de establecer por parte de cada protagonista una dirección, un destino y el compromiso de llegar a él, siendo éstos parámetros comunes a todos los niveles antes mencionados.
Los diferentes caminos recorridos para lograr el desarrollo óptimo en cada uno de éstos niveles, no discurren habitualmente en una sola dirección a lo largo de todo el proceso, sino que se construyen como si se tratara de un circuito de carreras, mediante tramos rectos consecutivos de distinta longitud, que conformarían las distintas “etapas” temporales, unidas por cambios de dirección más o menos bruscos, suscitados por las decisiones y actuaciones definidas en base al potencial, la experiencia y las competencias desarrolladas a lo largo de cada una de dichas “etapas”, con el objetivo de lograr finalmente alcanzar la meta, común a todos ellos en muchos aspectos.
Ya que el camino más corto entre dos puntos es una recta, el secreto para conseguir alcanzar los objetivos de desarrollo en el menor plazo de tiempo posible está en incrementar la velocidad y evitar los cambios de dirección, lo cual se puede conseguir trabajando sobre el potencial, la experiencia y las competencias, para que actúen como los motores del incremento de la velocidad del desarrollo y como las vías que mantienen la correcta dirección del mismo, en lugar de actuar como obstáculos y desvíos en el camino.
Llegado este punto, la solución parece sencilla, conseguir el mapa correcto y poner la “maquinaria” en marcha. Pero dado que no hay mapa, ya que éste se dibuja a medida que se construye el camino, se deben buscar herramientas que sirvan como guía de viaje y distribuidores de la energía producida, capaces de señalar la correcta dirección y de buscar la mejor combinación entre potencial, experiencia y competencias para alcanzar el máximo rendimiento, siendo dichas guías el Coaching, el Mentoring y la Formación.
La Formación configura la estructura base de trabajo, el Mentoring refuerza y apoya su evolución y el Coaching logra que alcance su máximo rendimiento…………………hablamos de desarrollo personal, ejecutivo, corporativo o hablamos de “todo”.