Ante la recurrente necesidad de muchas personas de recordar, a otros muchos, aspectos a mejorar en su comportamiento diario, está la gran virtud (que además es un valor estratégico) de trabajar en el refuerzo personal y desarrollo competencial basado en los aspectos positivos, las fortalezas.
Existen muchas opiniones al respecto de las bondades del feedback, concretamente de ese tipo de feedback llamado positivo, pero es una tendencia en la gestión de proyectos y en términos de desarrollo personal, apoyarse en el feedforward como metodología de mejora continua, tal vez, en un intento de preservar la acción y revisión de los procesos basándose en la mejora de las fortalezas que definen las acciones futuras, en lugar de en la solución de errores de proceso pasados, que por muy positivos que sean no dejan de ser denominados errores.
Los expertos indican que actuar en positivo refuerza la motivación, lo contrario de mantenerse centrado en lo negativo, por tanto, aunque sólo sea por disfrutar de la vida, parece que plantear nuevas metas basadas en las fortalezas no puede más que ofrecer buenos resultados. Entonces ¿por qué se continúan buscando fallos en lugar de puntos de mejora?
La fijación de objetivos basados en la realidad actual es, en términos de coaching, uno de los aspectos que motiva al cambio, pero no se evalúa el porqué de la valoración, no se determina si su valor es bajo o alto en función de algún ratio o tendencia, se trata de un valor que el coachee establece libre de juicios y críticas, acompañado siempre de un objetivo de mejora, es decir, se plantea en un escenario positivo.
Desarrollar una fortaleza es mejorar lo que ya es bueno, por tanto, todo es positivo. Es verdad que mejorar una debilidad es clave para lograr una mejora diferencial, pero el planteamiento de que se trata de una debilidad no es el correcto, es mejor tratarlo como un factor a mejorar.
Parece obvio que cualquiera preferiría mejorar algo que hace bien a corregir algo que hace mal, porque en un primer término es reconocer que se es bueno en algo pero se quiere ser mejor y en el segundo caso hay que empezar definiéndose como malo para intentar llegar a ser bueno, porque de malo a mejor, a priori, parece menos factible.
Además, hay un proceso mental que aunque no queramos siempre está activo, pensar en las consecuencias y en este proceso de mejora concretamente son que si el bueno no mejora, seguirá siendo bueno, pero si el malo no mejora, quedará como malo, independientemente del esfuerzo que uno y otro hayan puesto en lograr sus objetivos.
Si queremos que la motivación sea la “grasa” del mecanismo de mejora, planteemos trabajar sobre las fortalezas y a medida que se consigan resultados favorables, incorporemos puntos “menos fuertes” al listado de aspectos a mejorar, de este modo trabajaremos siempre en positivo.