La debilidad de las fortalezas del líder

La debilidad del liderEl liderazgo lleva consigo una comprometedora obligación de mantener un ritmo superior a muchos otros, por lo cual los líderes deben estar continuamente activos, motivando a los demás y transmitiendo con potencia los valores que los sitúan en dicha categoría, por tanto ¿no pueden debilitarse sus fortalezas en ningún momento?

Daniel Goleman publicaba en su artículo “What makes a leader?” los factores que definen el concepto de inteligencia emocional, siendo los mismos: autoconocimiento, autocontrol, motivación, empatía y habilidades sociales. Ya que dichos factores están íntimamente ligados con las habilidades y competencias que se asocian al concepto de liderazgo efectivo, se puede reformular la pregunta anterior incorporando alguno de estos factores, por ejemplo:

¿no puede un líder “dejar de ser empático” en ningún momento sin que ello le suponga dejar de ser líder?

Goleman realizó análisis e investigaciones de modelos de competencias de los directivos en más de 188 compañías en los cuales se establecían distintas graduaciones de las competencias que mejor definían a sus líderes, las cuales eran utilizadas como escala de evaluación y comparación de la competencia del líder como tal, comprobando que la presencia de los factores de la inteligencia emocional en algunos líderes estaba en correlación con el éxito de los mismos.

Ken Blanchard cita en su libro “El autoliderazgo y el ejecutivo al minuto” que así como antes los objetivos de los trabajadores estaban centrados en conseguir la seguridad que les brindaba el propio puesto de trabajo, actualmente la honestidad y la posibilidad de desarrollo de nuevas habilidades son los puntos más importantes para la fuerza del trabajo de las empresas.

Esta evolución de los trabajadores hace que el desarrollo de los líderes sea cada vez más importante y teniendo en cuenta que dicho desarrollo, orientado eficientemente, incrementa el éxito de las empresas, parece que la respuesta a la pregunta inicial debe ser “NO”, porque ser “menos líder” supone una debilidad de las fortalezas que lo caracterizan y por lo anteriormente indicado un motivo de pérdida, o al menos reducción, de resultados.

No obstante, no se debe olvidar que las habilidades se pueden mejorar, por ello la labor del líder no es preocuparse por cuanto puede “bajar el ritmo” en un momento dado, sino por cuanto se está esforzando y debe esforzarse para seguir subiéndolo.

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