Por no aburrirse

La proactividad es una actitud, aunque dicho así parezca sencillo, tal vez es una de las acciones más difíciles de llevar a cabo.

Daniel Kahneman cita en su libro “Pensar rápido, pensar despacio” que “es mucho más fácil esforzarse por lograr la perfección cuando nunca se está aburrido” y puede que ésta sea una excelente base para que la actitud proactiva aparezca, sólo hay qua analizar si se está aburrido y que podría ayudar para abandonar este estado.

La perfección se antoja lejana, pero recorrer el camino que lleva a ella es una de las características de una vida llena de descubrimientos. Contrariamente a la sensación de “nunca llegar”, a la que muchas personas se aferran para no luchar, está la motivación que supone avanzar hacia el destino deseado valorando los pequeños logros que se van acumulando en el camino.

Nuestro nivel de incompetencia en el desarrollo personal es una cuestión de compromiso personal, no se trata de falta de conocimiento, ni de habilidad en el cómo hacer las cosas, sino de falta de actitud para iniciar este proceso y es en éste tercer elemento en el que nuestra competencia se ve realmente perjudicada por nuestra falta de compromiso personal con el cambio.

Las metodologías de desarrollo personal guiado se basan en trabajar el cambio de actitud, ya sea mediante procesos de acompañamiento y reflexión o en procesos más directivos como la mentoría, pero en ambos casos (“pull o push”) el actor principal es el que debe determinar si el grado de satisfacción que encuentra en su viaje merece el trabajo realizado (….vaya, otra vez un elemento de valoración poco objetivo “merecer la pena”…según para quién), aunque el factor principal en las dos situaciones es la ayuda.

Pedir ayuda es en muchos casos un problema mayor que reconocer que hace falta, puede que las tres opciones que plantea el artículo de INC “3 Ways Asking for Help Boosts My Productivity” sean razones suficientes para hacerlo, ya que reducir nuestro desgaste para obtener una mayor calidad de vida podríamos entenderla como productividad personal o puede que haga falta un proceso de reflexión mayor, pero sea por ellos o por otros factores, un cambio hacia el éxito merece la pena, al menos, por no aburrirse.

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