La mitad de los líderes están estresados y tienen más trabajo del que pueden gestionar con efectividad, entonces ¿Cuándo lideran?
En un contexto como el actual, en el que los trabajadores están más desenganchados y desmotivados de su trabajo de lo que las compañías desean y muy lejos de lo realmente motivador y significativo para los empleados, nos encontramos con la realidad de que los líderes se sienten incapacitados para liderar los procesos de cambio necesarios para solucionar esta situación.
No dudo que posiblemente pudieran hacer mucho más de lo que realmente llevan a cabo, pero los datos nos dicen que un directivo promedio tiene un 51% más de responsabilidades de las que puede gestionar eficazmente, según se desprende de una encuesta que Gartner realizó a más de 500 líderes de recursos humanos en 40 países.
Para tomar decisiones e iniciar el cambio, posiblemente tengamos que empezar pensando en qué es lo primero, la carga de trabajo o el sentimiento de no poder atender todas tus necesidades. No obstante, ambas situaciones suponen un problema para priorizar lo importante, que deriva en esa falta de productividad y esa sensación de estrés y fatiga inducida que sufre el 54% de los directivos, según Gartner.
Cualquier cambio tiene un momento de inicio y tal vez, como es habitual escuchar, lo más importante sea empezar, aunque no estaría de más tener claro cuál es el punto de partida, el destino y el plan para llegar a conseguirlo. Pero si la mitad de nuestros directivos tienen más trabajo del que pueden gestionar y además están estresados por ello… mal momento para iniciar nada.
Pensar requiere tiempo y planificar requiere estrategia. Cuando la operativa se impone a la estrategia, los planes no se hacen, sólo se reacciona, el día a día marca las prioridades, las urgencias se convierten en las consejeras de los directivos y los resultados son un mayor desgaste y falta de compromiso, que finalmente se convierte en costes personales y corporativos.
Según una investigación de McKinsey, la falta de compromiso y el desgaste de los empleados podrían costarle a una empresa mediana del S&P 500 entre 228 y 355 millones de dólares al año en pérdida de productividad. En cinco años, eso supone al menos 1.100 millones de dólares en valor perdido por empresa.
McKinsey también nos aporta datos que revelaron que cuanto mayor es el nivel de satisfacción y compromiso experimentado por los empleados, mayor es su desempeño y bienestar. Las empresas tienen la oportunidad de mejorar el nivel de satisfacción de sus equipos y sus resultados, dando prioridad a estos seis factores clave:
- mejorar la inadecuada compensación
- evitar la falta de trabajo significativo
- promover la flexibilidad laboral
- incentivar el desarrollo y avance profesional
- gestionar eficazmente a las personas poco confiables y que no apoyan en el trabajo
- crear ambientes laborales inseguros
Existen numerosos modelos que nos sirven como herramientas para lograr, al menos, comenzar a mejorar y cada día nos encontramos con nuevos métodos basados en datos aportados por distintos estudios, que nos dan razones más que evidentes para hacerlo, pero ¿por dónde empezar?
Sólo tienes que dar dos o tres pasos hacia atrás y tomar perspectiva para ver el escenario global y podrás apreciar cómo la mezcla de insatisfacción y falta de productividad está llevando a numerosas organizaciones a un estado en el cual las personas se sienten desmotivadas y desconectadas de las empresas y las empresas se centran en iniciar y actualizar procesos que en muchas ocasiones no están diseñados para alinear las personas con ellos.
Una experiencia de liderazgo es inspirar a otras personas en torno a una visión, definir una estrategia que permita lograrla y apoyar el desarrollo de todas las personas para que el logro de las metas marcadas sea el resultado de la aportación de todos.
Cuando no está definida la meta que se pretende conseguir, ni existe una estrategia clara para lograrla, ni un plan viable en el que las personas puedan confiar, ni se tiene en cuenta apoyar a las personas para superar las barreras a las que se enfrentan, parece obvio pensar que nunca se logrará el cambio, ni mucho menos los resultados satisfactorios para todos, lo cual incrementará la sensación por parte de los equipos de que sus líderes no están preparados para lograr guiar al equipo al éxito.
Volvemos a la desesperación del líder, la desmotivación, la falta de compromiso, el bajo nivel de bienestar, el estrés, los errores, las pérdidas…
Ya sabes por dónde empezar, empieza por liderar, pero recuerda que necesitas dedicarle tiempo de calidad y no agobiarte….pero ya sabes, #novoyadecidirporti, como siempre #tueliges
Foto de Hasan Almasi en Unsplash