Como seas demasiado feliz, te van a cazar

Puede que queramos estar siempre felices y contentos, pero incluso nuestro cerebro sabe que eso puede llegar a ser peligroso para nosotros, al menos, esa parte que siempre está atenta a los peligros y que en muchas ocasiones nos mantiene a salvo del ataque de los depredadores.

Dejando a un lado a los animales, pero tomando inspiración de la definición de “depredar”, pienso en esas personas que pretenden “cazar a otros de distinta categoría, rol o posición, para asegurar su subsistencia en el sistema”.

Un estado de exaltación continuado reduciría nuestra atención y podría dejarnos expuestos a peligros, que no tienen por qué ser obligatoriamente depredadores que nos ataquen, solo piensa ¿en cuantas ocasiones has estado divirtiéndote tanto que no has prestado atención a otras obligaciones?

George Koob, fisiólogo conductual, explica este comportamiento: “la Teoría del proceso oponente, es un fenómeno fisiológico básico según el cual el cuerpo reacciona ante cualquier desafío asociado con él y, a menudo, de una manera que contrarreste los efectos de ese desafío”.

Qué bueno es ser feliz, pero es cierto que también nos hace falta algo de autocontrol, enfoque, organización, compromiso y responsabilidad, para cumplir con nuestras obligaciones, aunque eso pueda llegar a reducir nuestra felicidad, o mejor dicho, una felicidad excesiva (cada uno tendremos una forma de medir el exceso de felicidad, pero eso es otra historia que contar…).

Me viene a la memoria una cita que tengo publicada en mis Imágenes:

Escribir este artículo me ha ayudado a reflexionar sobre esos momentos en los que nos sentimos felices y conscientemente nos evadimos de las obligaciones ¿a ti no?

Termino este artículo con la moraleja que pretendía dejar con él y la construyo explicando su título.

Con “demasiado feliz” me refería a ese estado que puede llegar a dejarnos desvalidos de nuestra capacidad de percibir los estímulos que nos alerten de un peligro y actuar con rapidez y con “cazar” me refería concretamente a una de las acepciones de la palabra: “Cautivar la voluntad de alguien con halagos o engaños”.

Posiblemente, pocos animales nos ataquen en nuestra vida diaria, pero atentos a la otra fauna, ese grupo de personas que nos intentan manipular para conseguir egoístamente sus objetivos personales y, por favor, no te conviertas en una de ellas.

Foto de Geranimo en Unsplash

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